“El índice mayorista se disparó 16 por ciento en septiembre tras la suba de la divisa a 42 pesos: el alza mayorista de septiembre saltó al 16% y en 12 meses acumula el 74%. Es la más alta desde enero de 2002. Los 10 puntos de diferencia con la inflación minorista (6,5%) anticipan más subas en las góndolas en los próximos meses”: desde ese planteo el diario Página 12 publicó hoy un informe detallado sobre la inflación en precios mayoristas y el titular de Consultora LP, Vicente Lourenzo, destacó su opinión sobre el tema.
Consultado por el periodista Javier Lewkowicz, Lourenzo describió que “las listas de precios están en general actualizadas” y que “el minorista puede acceder a descuentos porque en esta situación de iliquidez se privilegia el contado o el cheque a corto plazo” pero que “de todos modos hay una fuerte baja en los niveles de rentabilidad que se percibe en la descapitalización o el endeudamiento” y que “también se produjo un fenómeno de desplazamiento de la demanda hacia artículos más baratos”.
Compartimos la nota completa y el link a la publicación en la web de Página 12.
Inflación al por mayor
Los precios a nivel mayorista subieron en septiembre un 16 por ciento frente a agosto, lo cual preanuncia que la inflación minorista seguirá en un terreno bien alto durante varios meses, con chances de arañar el 50 por ciento en todo el año. El violento salto en el indicador supera cualquier antecedente desde 2002, incluidos los valores de 2016, cuando también se produjo una disparada del dólar, pero en aquel caso el máximo anotado fue un 8,8 por ciento en enero de ese año. El descontrol en los precios mayoristas se produjo por la fuerte devaluación del peso. Con el consiguiente movimiento de los combustibles, los productos primarios subieron 18,1 por ciento en septiembre, mientras que los manufacturados lo hicieron en un 14,7 por ciento. Los precios de los textiles, productos químicos, de caucho y plástico, siderúrgicos, aparatos eléctricos y autos subieron en el orden del 20 por ciento frente a agosto. Para tener una idea de esa magnitud cabe recordar que a fines del año pasado el Gobierno había definido una meta del 15 por ciento de inflación minorista para todo el 2018.
Los precios mayoristas se miden a la salida de la fábrica sumando el neto entre impuestos y subsidios. En consiguiente, a esos precios se abastece el canal mayorista y los distribuidores, que trasladan más o menos gradualmente los valores al minorista. Los precios mayoristas del Indec acumulan un alza del 74 por ciento en los últimos doce meses, mientras que la inflación minorista, un 40,5 por ciento. Esa brecha tenderá a cerrarse porque los minoristas buscan compensar la suba de costos con mayores precios al consumidor y no con rentabilidad propia. El único dique de contención para los próximos meses es el fuerte deterioro del poder adquisitivo, que impacta en el retroceso del consumo. Sin embargo, la reapertura de algunas paritarias junto al pago del medio aguinaldo es un escenario propicio para que los precios vuelvan a sacar ventaja. En este escenario, la inflación del IPC que mide el Indec, del 32,4 en nueve meses, podría acercarse al 50 por ciento para fin de año.
El producto industrial con mayor incremento de precio a nivel mayorista fueron los autos, con un avance del 23,3 por ciento mensual y del 83 por ciento en doce meses. Los autos nacionales se componen en su mayor parte de piezas importadas del exterior, de ahí el seguimiento de cerca a la cotización del dólar que hacen los precios de las unidades. Entre los productos primarios, el mayor incremento mayorista fue de productos pesqueros, con el 28,3 por ciento mensual y del 105,6 anual. Los importados subieron 24,2 en el mes y 113 por ciento por ciento en el interanual.
La inflación mayorista de septiembre del 16 por ciento es por lejos la más alta de la gestión Cambiemos. En segundo lugar quedó el 8,8 de enero de 2016. Después siguen los aumentos registrados en mayo y junio de este año, del 7,5 y 6,5 por ciento, respectivamente. Pero además, es la suba de precios mayorista más alta desde marzo de 2002, cuando el índice llegó al 20 por ciento mensual. Un mes después, en abril de 2002, la inflación minorista fue la más alta hasta el momento, del 10,4 por ciento. Si bien no existe una relación certera, la suba de precios mayoristas termina redundando en un avance de los minoristas, porque de otro modo implican una pérdida de rentabilidad para éstos últimos. Es decir, se espera para octubre un fuerte avance del IPC, luego del 6,5 por ciento que se verificó en septiembre según el Indec. Nicolás Dujovne ya reconoció que “septiembre y octubre serán el pico” de suba de precios minoristas.
Otro rubro industrial que lideró las subas fue máquinas y aparatos eléctricos, con el 20,4, seguido de textiles (19,3), sustancias y productos químicos (19,2), siderurgia (19,1) y caucho y plástico (18,1). Petróleo crudo y gas avanzó en el mes un 24,5 y los productos agropecuarios lo hicieron en un 9,9 por ciento.
La inflación mayorista interanual de septiembre alcanzó el 74 por ciento, gracias al impulso del avance del 94,4 por ciento en los productos primarios y del 63,3 en artículos manufacturados. También subieron por encima de la media la energía eléctrica (85 por ciento) y los productos importados, con un incremento del 113,1 por ciento en el año. Para encontrar una inflación mayorista anual de mayor calibre es necesario remontarse a 2002, cuando el avance terminó en el 118 por ciento.
“El aumento fuerte comenzó en septiembre y siguió en octubre. Creo que la suba mayorista ya está en buena medida trasladada a los precios. Eso quiere decir que la inflación de octubre puede ser más alta que en septiembre, o quedará por ahí cerca”, indicó a este diario Alberto Guida, titular de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas.
Vicente Lourenzo, consultor pyme, describió que “las listas de precios están en general actualizadas. Lo que sucede es que el minorista puede acceder a descuentos porque en esta situación de iliquidez se privilegia el contado o el cheque a corto plazo. De esa forma se terminan limitando de algún modo los aumentos al consumidor. De todos modos, hay una fuerte baja en los niveles de rentabilidad que se percibe en la descapitalización o el endeudamiento. En la medida en que la demanda lo acepte, se mueven los precios al compás de los costos. También se produjo un fenómeno de desplazamiento de la demanda hacia artículos más baratos”.
Publicado por diario Página 12, 19 de octubre 2018.